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Discursivamente

COLUMNA INVITADA Por Gabriel Alejandro López Pepa

¿Cómo puede el lenguaje persuadirnos y generar conflictos sociales?

Sencillamente lo hace, pero no es el lenguaje sino sus usos y costumbres en el ser humano lo que genera conflictos de tamaña índole. Es que usado de una forma negativa el discurso social puede tener un impacto del todo negativo.

En muchos referentes a nivel mundial podemos visibilizar ejemplos contundentes de discursos colmados de intencionalidad, pero esto no es lo llamativo sino el uso de las formas discursivas del odio dentro de ellos.

Jair Bolsonaro o Donald Trump fueron los presidentes a nivel mundial encargados de colmar de odio las redes sociales y a los medios masivos de comunicación con discursos que fomentaban el odio y cimentaban las bases de una confusión social sin precedentes.

La pregunta es ¿Por qué? y ¿Para qué? simplemente porque políticamente se deben generar discursos que alienten a los sectores opositores a crear enemigos visibles que generen antípodas sociales para el fortalecimiento de una idea, esa idea que estos personajes desean palpar en la realidad social.

Del discurso al hecho

De lo que se dice verbalmente a los hechos hay un espacio tiempo-espacial bastante importante, el problema está dado cuando los discursos son trasladados por insistencia en la realidad social y se hacen carne en el entramado de relaciones que puede afectar terriblemente a los seres humanos.

Si se observa detenidamente, el racismo, la misoginia y otros tantos odios son provocados recurrentemente desde lo discursivo en principio, lo cual hoy en día es facilitado por las redes sociales, las cuales prometen velar por esto, pero a ciencia cierta no lo hacen.

Es así como del dicho se llega a los hechos, una persona de color es apaleada en la vía publica, un animal es maltratado por personas o una persona del colectivo LGBTIQ+ es violentamente atacada sin una razón aparente, pero estas razones fueron previamente aceitadas por lo discursivo.

Constantemente estamos siendo bombardeados por fake news que incentivan a las personas a odiar o estigmatizar a las personas de una determinada etnia, color o género. Es impresionante lo que cuentas falsas denominadas “trolls” pueden generar en un par de horas y afectar a cientos de personas y aunque afectasen solo a una ya pueden disfrutar de su cometido.

La publicidad de todos los días

Los espacios publicitarios no son la excepción. Todos los días nuestros sentidos asimilan cientos de datos e información que son administradas cautelosa y sigilosamente por grandes empresas a nivel mundial, nacional y localmente. ¿Cómo saldremos de esta encrucijada?

Mas allá de las empresas el aparato estatal tiende a la utilización de las formas publicitarias para corromper los sentidos de las personas y generar debates que son grandes y muchas veces perjudiciales para ellos como ciudadanos, pero, ¿Cómo explicar a las personas que pueden generar su propia opinión? Las prenociones que llevamos en nuestro cerebro más la información que recolectamos en el día a día forman conjuntamente una opinión o creencia. Es decir que debemos como miembros de la sociedad tomar la información y tratar de descartar todo lo que esté de más en el discurso.

La forma de determinar aquellas cuestiones que intentan persuadir nuestra conducta y pensamientos está dada por el hecho de que debemos ser críticos con lo que leemos y pensamos, entonces, tomar información de muchos portales para corroborar y formar nuestra propia idea.

Lo antedicho parece algo obvio, pero puede ser útil cuando reflexionamos sobre la construcción de hechos a base de discursos.

¿Cómo se construye un hecho a partir del discurso?

Recientemente diarios hegemónicos a nivel nacional replican historias que sin dudas visualizan en medios internacionales. El titulo reza “Argentino dejo de ser ingeniero para triunfar en carro de comidas en Estado Unidos”. ¿Qué esconde esta trama un tanto siniestra?

En el relato de los diarios encontramos muchos preconceptos, y una manipulación del discurso sin límites, es decir  ¿No se puede tener éxito en Argentina? Seguro que sí, existen miles de casos de personas que se levantan con emprendimientos desde cero, pero ¿Por qué resaltar que es en Estado Unidos? Seguramente por prenociones que no son necesariamente ciertas.

Otro detalle interesante es como se deja de ser un ingeniero para ser trabajador independiente en un carro de comida rápida, sin desprestigiar ningún trabajo hay un significado en lo discursivo, en la Argentina, según estos medios, ser ingeniero no alcanza para ganar como en Estados Unidos en un carro de comidas. ¿Es cierto esto?

Si bien el presente artículo no pretende detallar esto, es posible determinar en base a algunas experiencias (cientos en realidad) que llegan a otros países con el fin de “cambiar su vida” y se encuentran con oscuros panoramas de racismo y discriminación laboral. ¿Cuántos latinos viven en óptimas condiciones en Estados Unidos?

Según el centro de estudios Pew Research Center, en 2019, de los 60 millones de latinos que vive en Estados Unidos tiene un empleo relacionado con la educación, la salud y los servicios sociales. En el transcurso de una década los latinos que trabajan en negocios, finanzas o que son jefes aumentaron de 6,7% a 8%.

Según los cálculos de la Cámara Hispana de Comercio, con sede en Washington D.C, los latinos generan US$2,3 billones al año. Pero el bajo nivel educativo de parte de los latinos supone un impedimento para que puedan acceder a mejores trabajos, lo cual puede generar en los lectores de estos medios hegemónicos mencionados un cortocircuito.

El hecho es que la generación de discursos de deslegitimación de un país por sobre la de otro es una construcción que genera en muchas ocasiones la perdida de entusiasmo en que en Argentina se pueda alcanzar un buen nivel educativo y tener un trabajo decente. Es cierto que Argentina tiene altos niveles de informalidad laboral, pero no es del todo cierto de que un profesional no pueda triunfar y obtener ganancias significativas para tener éxito económico.

Todo se construye primero en la abstracción de la mente y se traslada al discurso humano, de esta forma y con el paso de algún tiempo los discursos hegemónicos seleccionados por grandes poderes económicos, políticos y sociales, se vuelven carne en los hechos y muchas veces generan malestar y hechos de violencia y odio.

Lo importante es tener un sentido crítico, ese sentido que nos pueda interpelar constantemente y ayudar a comprender lo que denominamos como realidad social para establecer nexos o vínculos lógicos que no solo deslegitimen grandes discursos, sino que también colaboren con el pensamiento general.

Lic. en Sociología de la UNSE. Investigador en el Centro de Estudios de Demografía y Población de la Facultad de Humanidades Ciencias Sociales y de la Salud. Coordinador Editorial de la Revista Estado y Sociedad y Presidente de la Academia Argentina ALAS, Filial Santiago del Estero.

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