Alguien mató a Gardiel Solorio el pasado 8 de agosto, y una parte de Estados Unidos se fue con él. Un pedazo del país que juró proteger, fue enterrado a su lado.
Estas letras están dedicadas a los oficiales de policía honestos y comprometidos, como Gardiel. Tomemos unos momentos para reflexionar y agradecer que estuvieron ahí para velar por la seguridad de los ciudadanos.
Con tan solo 26 años de edad, habitante de Bell Gardens, Solorio perdió la vida a plena luz del día en el estacionamiento de un LA Fitness en Downey, California. Solorio recibió varios disparos mientras estaba sentado en su automóvil.
Imágenes de seguridad muestran que en un momento el vehículo de Solorio retrocedió y se estrelló contra una camioneta estacionada, posiblemente en un intento frustrado por escapar del ataque.
De acuerdo a su cuñada, quien inició una recaudación de fondos a través de GoFundMe, Gardiel era el menor de 13 hijos. “Su sueño de convertirse en oficial de policía después de años de arduo trabajo y dedicación finalmente se hizo realidad, cuando la vida le fue arrebatada abruptamente debido a un acto de violencia sin sentido”, escribió la cuñada de Solorio. “Fue y siempre ha sido una verdadera historia de éxito».
George Gascón, fiscal de distrito del condado de Los Ángeles, anunció el pasado 16 de agosto que se han presentado cargos de asesinato contra Gerardo Magallanes por su presunta participación en el asesinato.
Carlos Daniel Delcid también fue arrestado y está acusado bajo el mismo caso con cargos de asesinato, disparo a un vehículo ocupado y posesión de arma de fuego.
Un menor también fue acusado la semana pasada en el Tribunal de Menores, quien presuntamente condujo a Delcid y Magallanes al estacionamiento del gimnasio donde estaba estacionado el oficial Solorio. Delcid está acusado de acercarse a Solorio con un arma de fuego en un intento de robarlo y tomar su automóvil.
De acuerdo a la legislación de California, los fiscales pueden solicitar la pena de muerte en casos de asesinato con circunstancias especiales.
Descanse en paz, Gardiel Solorio.