Concluye así una semana donde se realizaron dos protestas pacíficas en Downey con pocas personas y ninguna autoridad local presente.
Por: Carlos Casillas y Clarissa Arceo
A diferencia de la marcha del miércoles, este viernes hubo más orden, más policías pero menos manifestantes dentro de un evento en el que hubo dos partes organizadoras; una Iglesia cristiana de la ciudad, y dos entusiastas jovencitas.
En su mayoría residentes de todas partes de la ciudad, unas 100 personas se reunieron ayer en solidaridad para protestar por el asesinato de George Floyd, Breonna Taylor, minorías como la comunidad negra y latina que siguen siendo afectados por la brutalidad policial.
Durante la participación de la organización religiosa, de aproximadamente una hora, hubo cánticos, rezos y algunas palabras basadas en los Evangelios.
Por su parte, Andrea Barajas y su amiga Madison, quienes nombraron a la marcha “Peaceful Socially Distant Protest” pasaron al frente a dirigir unas palabras de aliento hacia Floyd, Taylor y más ciudadanos, en su mayoría de color, que murieron a manos de la policía.
Berenice Morales, residente de Downey desde hace más de 20 años, comparte el encontronazo de su marido con el racismo: «Mi esposo fue detenido afuera de mi cochera cuando estábamos saliendo, debido al color de su piel y la forma en que se veía, ¡eso es racismo!«.
Continúa diciendo; “soy maestra y he estudiado más yo para llegar aquí, que un oficial para formar parte de su Departamento. Necesitan más formación… nuestros propios policías ni siquiera están arrodillados con nosotros a pesar de que estamos siendo pacíficos«, lamenta la señora Morales.
En la protesta del miércoles 3 de junio, fueron jóvenes los que mayoritariamente conformaron el bloque manifestante. Este viernes se pudo observar una diversidad más amplia en cuanto a edades, culturas y razas.
Inspirada en la protesta de Santa Bárbara, Lauren Medellín repartió bolsas de lunch con algunos aperitivos y botellas de agua. «Espero que éstas protestas lleven justicia a todos los afectados. La última vez que estuve aquí, alguien estaba repartiendo bocadillos y pensé que era dulce”.
Continúa diciendo: “Gracias por apoyar. Quiero ser comprensiva y ayudar a todos aquí también. Espero que el Departamento de Policía respalde lo que es correcto«, finalizó la señora Medellín.
La única figura pública que se dio cita en la protesta, fue la asambleísta Cristina García, quien también dedicó algunas palabras de apoyo hacia las recientes personas asesinadas por la policía y pronunció uno a uno sus nombres.
Enseguida las organizadoras Andrea y Madison invitaron a los presentes a realizar una pequeña marcha por la avenida Fireston, hasta la altura del Centro Comercial Stonewood escoltados por patrullas de la policía y recibiendo múltiples muestras de apoyo de los autos y personas que iban pasando.
Lo que no se vio
En ninguna de las dos marchas se observó a ninguna autoridad tanto del Ayuntamiento como de la Policía. El miércoles por la mañana, el gobierno municipal suspendió la reunión de la Comisión de Planeación y al mediodía sacó a los trabajadores del edificio del Ayuntamiento por la puerta trasera cuando se desarrollaba la primera protesta.
Con una total falta de sensibilidad del Departamento de Policía, ninguno de los oficiales que vigilaron las dos protestas en Downey se arrodillaron junto con los manifestantes como han hecho en otras ciudades, otros condados, otros estados de la nación.
Ni el jefe de Policía, Dean Milligan, ni la alcaldesa Blanca Pacheco, ningún regidor, ni el gerente de la ciudad o alguna autoridad municipal, se hicieron presentes para solidarizarse con el dolor de los protestantes, como han hecho otros jefes de policía en el país o el mismo alcalde de Los Ángeles.
La protesta terminó con un momento de silencio durante ocho minutos y 46 segundos -la misma cantidad de tiempo que George Floyd fue mantenido cautivo bajo la rodilla del ex oficial Derek Chauvin- y una canción de cumpleaños tributo a Breonna Taylor que ayer viernes cumpliría 27 años.