La mayoría del cabildo recorta la vox populi en la ciudad, sumiendo aún más al Ayuntamiento en una crisis de comunicación ya existente.
El 28 de enero, el concejo municipal de Downeydecidió aprobar la iniciativa de la alcaldesa Blanca Pacheco, de recortar el tiempo que el público puede expresarse, limitando cada presentación a tres minutos por orador.
En apretada votación 3-2, los regidores Richard Rodríguez y Claudia Frometa decidieron apoyar a la alcaldesa Pacheco en su propuesta de reducir el tiempo que cualquier ciudadano tiene para comentar temas específicos de la agenda o relacionados a su comunidad.
Esta solución, se agrega a anteriores modificaciones al Código Municipal de Downey, donde se solicita que la audiencia se encuentre sentada y en silencio; que no aplaudan ni celebren con gritos;que no asistan con carteles o letreros; que se dirijan al consejo en tono amable, entre otras restricciones.
Si bien las reuniones de consejo se alargan hasta por cuatro horas, no es en sí la participación del público la que hace que se retrasen, pues en sesiones normales la gente asiste en poco número, a menos que haya temas cruciales a donde asisten en mayor cifra.
¿Lleva dedicatoria?
Pareciera que la nueva disposición de limitar la expresión ciudadana, se dirige principalmente contra el célebre Armando Herman, quien nunca se pierde una sesión de cabildo, -asiste más que algunos regidores incluso-, pues dicho personaje en ocasiones abusa de la libertad de expresión, traspasando al libertinaje.
Pero también se le suma los ciudadanos que el año pasado estuvieron asistiendo a reuniones para tratar el tema de “Incremento en Rentas y No Desalojo” que se suscitó durante los últimos meses del 2019.
Cualquiera que estuvo presente en esas sesiones, se habrá dado cuenta del desencanto que provocaba en los rostros sobre todo de la regidora Frometa y de (en ese tiempo alcaldesa interina) Pacheco, cada que un ciudadano residente de ciertos apartamentos, pasaba a expresar su emotivo discurso cargado de preocupación.
Crisis de comunicación
Lo cierto es que el concejo municipal debe reconocer que,en especial desde el año pasado, se encuentra bajo una terrible crisis comunicacional hacia sus ciudadanos, pues en 2019ha deliberado asuntos polémicos como; el cierre total de la biblioteca y parques públicos para renovarlos, pero sin un plan e información de sedes alternas.
También se cuenta la rehabilitación del Teatro Avenida, así como la “crisis” de la Mansión Rives, que hasta el día de hoy se les ha ido de las manos, pues tuvieron que autorizar un Café público en su frente,ante el desagrado de un gran sector de la sociedad.
Así mismo, mucha información no la difunden, pues basta echarle un vistazo a la página del Ayuntamiento, donde los últimos comunicados de prensa, datan del 2018.
Es decir, interrumpen el proceso natural de comunicación: Emisor-mensaje-receptor-retroalimentación. Cualquier gobierno necesita comunicar, así como recibir feedback para saber si va por el camino correcto, y tal parece que no es prioridad en Downey.
Este medio buscó desde finales de enero una entrevista con la alcaldesa para que entre otras cosas, comente de viva voz el futuro de la Ciudad, así como su visión como primera alcaldesa latina en la historia de Downey, pero desgraciadamente no hemos tenido la suerte de que nos agende.
Círculo vicioso
Lo cierto es que estos hechos lanzan a la ciudadanía una mala señal, ya que no se están comunicando con el habitante, pero por si esto fuera poco, con las enmiendas que ahora le hicieron al Código Municipal, están acotando la libertad de expresión de sus gobernados. Están adoptando la vieja política del: “Ni los veo, ni los oigo”, expresión utilizada por el ex presidente mexicano Carlos Salinas (1988-1994) ante las voces de sus opositores, en vez del pensamiento filosófico del abogado francés Voltaire, quien solía decir: “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”.